16 de marzo de 2009

La dictadura del capital














Que vivimos en una democracia nadie lo niega, del mismo modo que nadie niega que seamos libres, que gocemos de justicia, soberanía y fraternidad. Nadie lo niega ¡Pobre del que se atreva! Y ahí están: tímpanos sangrando de tanto oír como se repite y corea hasta la extenuación los bienes que nos concede el sistema, su televisión y su prensa no se aburren de recordarnos lo afortunados que somos viviendo en esta “perfecta” democracia.
Sin embargo, fíjense lo perverso y traicionero que soy, que aún a pesar de la bondad capitalista, me atrevo a cuestionar su altruista cortesía. Quizás sea por haber sido víctima de sus ciclos de auge y crisis financieras (como otros tantos), donde los beneficios solo tienen por objeto a los acomodados, o quizás haya de buscar la respuesta a mi disidencia en este circo de profusión y opulencia donde banqueros y empresarios se dan un festín con nuestros esfuerzos, en su función de engaños, mentiras y demagogia, que con viperina legua engañan al obrero, seducen y fornican en lujurioso espectáculo nuestros oídos, hipnotizan nuestras mentes con sueños de grandeza, dignidad y riqueza mientras arrastran nuestros cuerpos a una espiral de esclavitud y deudas económicas y ahí están ellos, en sus sofás, en sus faraónicas mansiones luchando por no ahogarse entre sus mares de billetes.
Tal vez haya sido la hipocresía de la que se recubren los políticos al hablar de paz y solidaridad mundial mientras consienten que este sistema internacionalista e imperialista engendre pobreza y odios, esclavizando a su propio pueblo e incluso a pueblos ajenos, vendiendo al mundo entero por un puñado de billetes, creyéndose libres de la esclavitud capitalista, personajes célebres o incluso héroes de la democracia, cuando en realidad no alcanzan a ser ni tan siquiera viles villanos vendidos oportunistamente al sistema: buitres traicioneros, nunca serán más que eso.
¿Y mi libertad? ¿Dónde está? ¿PP o PSOE? ¿Esa es mi gran libertad? No, amigos, no. Os voy a decir lo que es eso. Eso es un club de amigos, la aristocracia del siglo XX y XXI. Cada cuatro años podrás elegir, elegir entre dos iguales, sí, pero elegir, pues esa es su gran libertad: elegir entre dos partes iguales. Así que ya sabes: libertad ninguna. Banqueros y empresarios administrarán tu vida mientras políticos y fuerzas de estado controlan el desarrollo de la función de teatro. Sin embargo, no debes preocuparte, estás en la democracia perfecta: sonríe.

Álex Martín Pesudo.